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Valles del hidrógeno: la llave para convertir a España en una potencia energética

Los pasados Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se convirtieron en un pequeño escaparate desde el que asomarnos a un futuro impulsado por el hidrógeno renovable, la energía elegida para alimentar el pebetero y a los 600 vehículos de la organización. Este gas ligero, almacenable y transportable, que no genera emisiones si se produce con electricidad de origen renovable, está llamado a jugar un papel clave en la transición hacía una economía descarbonizada, gracias a sus múltiples aplicaciones en la industria, la movilidad y el sector eléctrico.

Pero no hace falta irse al País del Sol Naciente. España cuenta con una infraestructura industrial que, a medio plazo, le permitirá empezar a producir y consumir grandes cantidades de este gas en los llamados “valles del hidrógeno”. Además, gracias a la elevada producción de energía eólica y solar, el sector podría incluso generar excedentes de hidrógeno y convertir a nuestro país en una potencia líder y exportadora de este gas sostenible.

La unión hace la fuerza. Así podrían describirse los “valles” o “clústers” del hidrógeno, espacios geográficos con fuerte presencia industrial donde se va a concentrar la producción y consumo de hidrógeno renovable en España. Estos “valles” agrupan a compañías energéticas e industriales, universidades y autoridades a nivel estatal, autonómico y municipal, que impulsan de forma conjunta diversos proyectos relacionados con esta fuente de energía.

“El concepto de los valles del hidrógeno lo desarrolla la Unión Europea para describir la primera fase de la nueva economía del hidrógeno, cuyo objetivo es empezar a producir este gas renovable en entornos industriales concretos, cerca de donde se encuentran las empresas consumidoras”, explica Tomás Malango, director de hidrógeno de Repsol, una compañía que está impulsando la creación de este tipo de “valles” a lo largo de toda la geografía nacional.

Una vez consolidada la producción, el reto será llevar el hidrógeno a otros puntos del país e incluso del continente. Así lo explica Tomás Malango: “En una fase posterior está previsto crear cierta infraestructura de conexión entre los valles, de forma que podamos respaldar una zona de producción con otra y así aumentar el uso del hidrógeno y la rentabilidad de las inversiones. Finalmente se construirán corredores del hidrógeno que permitirán conectar valles incluso de distintos países e iniciar la fase de exportación del hidrógeno”.

‘El objetivo de los valles del hidrógeno es empezar a producir este gas renovable en entornos industriales concretos, cerca de donde se encuentran las empresas consumidoras’

Esta primera fase comienza a ser ya una realidad en cuatro puntos de España. El primero en denominarse como tal fue el Corredor Vasco del Hidrógeno, una iniciativa impulsada por Petronor en la que 78 organizaciones se han unido para fomentar la producción de este gas en esta región. Los 40 proyectos previstos tendrán una inversión de más de 1.400 millones de euros hasta 2026, lo que se traducirá en la producción de 20.000 toneladas de hidrógeno renovable al año y evitará la emisión de 1,5 millones de toneladas anuales de CO2. Además, se crearán 1.340 empleos directos y más de 6.000 indirectos.

Entre las primeras iniciativas destaca la construcción, por parte de Repsol, del primer electrolizador de su refinería de Petronor, en Bilbao. Esta instalación, que permite obtener hidrógeno aplicando electricidad renovable al agua, tendrá una capacidad de 2,5 MW y entrará en funcionamiento en 2022. Además, la compañía multienergética construirá otro electrolizador junto a Enagás y el Ente Vasco de la Energía (EVE) para abastecer su futura planta de combustibles sintéticos del puerto de Bilbao. En la etapa posterior se planifica la construcción de un electrolizador de mayor tamaño, de 100 MW.

Un segundo ‘hub’ es el Valle del Hidrógeno de Cataluña, creado en torno al polo petroquímico de Tarragona y coordinado por la Universitat Rovira i Virgili (URV). La iniciativa, a la que ya se han adherido unas 160 empresas e instituciones, cuenta con 44 proyectos maduros, que supondrán una inversión de 1.200 millones de euros y la creación de 2.000 empleados directos y 2.300 indirectos, además de una reducción de emisiones de CO2 de 415.000 toneladas anuales. Uno de sus proyectos más destacados, que lidera Repsol, será la construcción de una central de electrólisis en el polo de Tarragona, que producirá 25.000 toneladas de hidrógeno renovable cada año.

“España tiene la gran oportunidad de convertirse en un actor relevante en el sector energético europeo que se está construyendo en torno al hidrógeno”

Tomás MalangoDirector de hidrógeno de Repsol

Otro clúster del hidrógeno es el de Castilla-La Mancha, en el que más de 20 empresas e instituciones públicas colaboran en el desarrollo de la tecnología del hidrógeno y su implantación en esta región, y que tiene su sede en el Centro Nacional de Hidrógeno de Puertollano. En esta localidad ciudadrealeña se encuentra precisamente el complejo industrial donde Repsol, en colaboración con Enagás, está construyendo la primera planta de fotoelectrocatálisis del país, una nueva tecnología que permite obtener hidrógeno renovable usando solo el agua y los rayos del sol como materias primas. De esta manera se consigue mejorar de forma significativa la eficiencia del proceso, al no depender del precio de la electricidad.

Una iniciativa similar es la Plataforma Valle del Hidrógeno Verde de la Región de Murcia, que pretende convertir el valle de Escombreras en uno de los principales polos industriales europeos de este gas. En este enclave, el primer paso lo dio hace solo unos meses la refinería de Repsol, que fue capaz de producir por primera vez hidrógeno renovable, empleando como materia prima un biometano obtenido a partir de residuos sólidos urbanos.

Una oportunidad única para España

Los valles del hidrógeno se perfilan, por tanto, como una de las principales vías para impulsar el desarrollo de este gas renovable en España. Lo harán, además, con el apoyo unánime de empresas, instituciones públicas, asociaciones y centros de conocimiento de sus comunidades autónomas, que consideran que el hidrógeno puede ser una de las claves para consolidar el tejido industrial del país y generar empleo de calidad.

“Lo que nos toca es trabajar con mucha determinación para alcanzar esos objetivos”, recuerda Tomás Malango, convencido de que, gracias a sus capacidades industriales y tecnológicas, y a su producción de energía renovable, “España tiene la gran oportunidad de convertirse en un actor relevante en el sector energético europeo que se está construyendo en torno al hidrógeno”.